El sábado 20 de septiembre, contra todos los pronósticos de mal tiempo decidimos salir de campamento a la reserva Pearson. Nos encontramos bien tempranito en el Bosque, los más de 20 expedicionarios, y desde allí partimos hacia nuestro “Destino”.
Salimos por Av.122 (en dirección a Magdalena) que luego de convertirse en Ruta 11, es el camino de la costa paralelo al Río de La Plata. El lugar está a unos unos 70 km. de distancia de La Plata y a unos 15 km. de Magdalena. Llegamos a eso de las doce del mediodía, justo para almorzar, y allí mismo compartimos un picnic.
Nos estaban esperando nuestros guías Inés y Daniel, encargados de la Reserva, que muy amablemente se ofrecieron a llevarnos a recorrer el lugar, y contarnos un poco de su historia. En 1928 el campo de 1800 ha. es adquirido por el ingeniero agrónomo Ricardo Pearson, quien diseña los magníficos jardines de la estancia, junto a su esposa Elsa Shaw.
A mediados del siglo XX Pearson convirtió 500 ha. de su establecimiento en un refugio para la flora y fauna de la región, cerrándola a la actividades agrícolas, lo que permitió a la naturaleza de la reserva permanecer bien conservada.
Ansiosos de comenzar nuestra recorrida salimos a eso de las 14:30 hs. (con el tiempo algo nublado), en dirección al río siguiendo el arroyo “El Destino”, bordeando sus márgenes con gran cantidad de curvas, en una caminata de casi 3 hs. en donde pudimos apreciar la gran variedad de flora del lugar.
Los ambientes lo constituyen, los bosques de tala y coronillo, pastizales y bañados donde predomina el lirio. También encontramos otro árbol llamado sombra de toro y muchos líquenes. En la costa del Río de La Plata, el césped ribereño y ceibos.
Nuestros alados amigos no tardaron en aparecer y surcando los cielos divisamos rapaces como el gavilán mixto, carancho , chimango y el magnifico gavilán planeador.
En la zona de pastizales encontramos al ipacaá, pecho amarillo (bien cerquita) carpinteros , verdón, remolinera común, arañero coronado y muchos más, en el transcurso de nuestro itinerario el sol nos dejó ver en todo su esplendor al hermoso churrinche junto a su pareja.
En la zona de pastizales encontramos al ipacaá, pecho amarillo (bien cerquita) carpinteros , verdón, remolinera común, arañero coronado y muchos más, en el transcurso de nuestro itinerario el sol nos dejó ver en todo su esplendor al hermoso churrinche junto a su pareja.
Llegando a la costa y atravesando las zonas inundadas encontramos a la viudita pico celeste (para regocijo de todos!!) y algunos picaflores, entre ellos el garganta blanca, y en el río vimos los pitotoyes, gaviota cocinera y capucho gris.
Ya satisfechos y un poco cansados emprendimos la retirada, porque el viento comenzaba a soplar y el rió a crecer. Llegamos de noche y atravesamos los bosques de ligustros que circundan el parque, para encontrarnos con Guillermo y Eugenia, integrantes del COA, que nos habían preparado una reconfortante merienda después de la extenuante caminata (Ídolos totales!!).
Más tarde se empezó a sentir el frío, pero ya teníamos la súper Fogata preparada por Rafael y así nos acercarnos todos al fuego para disfrutar de una excelente cena preparada por Eugenia.
A la mañana del día siguiente nos levantamos bien temprano, no podía ser de otra manera porque las aves nos llamaban con sus melodiosos y variados cantos, y otra vez a disfrutar del hermoso lugar.
En nuestro camino encontramos, tordos, cardenales, celestino, pico de plata, cotorras, pirinchos y zorzales blancos y colorados. Como despedida Daniel nos invito a recorrer los hermosos jardines de la estancia, donde vimos ejemplares de robles, nogales y cedros, entre otras especies. Un lugar paradisíaco para los amantes de la naturaleza, y para compartir en un grupo tan maravilloso como el nuestro.
Comentarista: Claudia Mora
Fotos: Claudia Mora