Salidas de Campo

Éstas son las Salidas de Campo realizadas por el COA La Plata

viernes, 22 de mayo de 2009

Salida a la Reserva Hudson - Marzo 2009

El sábado 16 de marzo aproximadamente a las 9:30 hs. llegamos a la Reserva Hudson.
Era el principio de un día frío y ventoso. Se presentó Marcelo, el guía de la Reserva, con un telescopio y comenzamos el avistaje.

Nos marcó un árbol donde una pareja de horneros, como si fueran albañiles, estaban construyendo su nido con el pico lleno de barro.
En un poste divisamos un gavilán mixto, más tarde vimos que se trataba de dos adultos y un juvenil, que intentaban dar caza a algún pequeño roedor. En un tala cercano, una pareja de cortarramas, y volando un halconcito colorado, que nos sorprendió con sus gritos.

Salimos de la zona del museo rumbo al pastizal, donde se veían caranchos y cantidad de chimangos. Llegamos cerca de un arroyo donde nos llamó la atención unas siluetas que aterrizaron al margen de éste, fuimos a su búsqueda, los seguimos e identificamos como cachilo canela (primer registro en la reserva). Orgullosos, seguimos hasta un grupo de sufridos talas centenarios, que en su pasado se bancaron hasta asados al pie de su tronco, según contaba nuestro guía Marcelo.

Pasando unos pajonales donde había muchos rastros de cuises y de liebres, paramos en un lugar donde, en el arroyo y tras los juncos, nadaban tranquilamente una pareja de coscorobas y un macá pico grueso. Un poco más adelante y desde unos matorrales, salió corriendo delante nuestro una ágil liebre con sus orejas bien levantadas.

El viento soplaba cada vez más fuerte afectando hasta a las aves, donde un mismo cerco era compartido por distintas especies como hornero, pecho amarillo, pirincho, chimango y hasta un milano blanco, que con el telescopio apreciamos el contraste de sus ojos rubí con el blanco plumaje de este animal, dotado de una belleza inenarrable.

Mientras observábamos las diferencias de plumaje del milano blanco adulto y juvenil, aparece un paisano a caballo espantando cantidad enorme de aves que se reparaban del viento entre el pastizal, donde se destacó una pareja de pecho colorado.

Volvimos para comer algo y tomar unos mates con la ya famosa y aclamada torta que preparó Cristina, de la cual no quedó ni migas.

Luego el guía nos llevó al arboretum o parque botánico, donde nos describió características e historias de los distintos ejemplares, les nombro algunos: algarrobo blanco, kafén, tala, ombú, laurel criollo, canelón. En esta zona vimos tacuarita azul, tocaza, torcacita, calandrias, zorzales y un carpintero real.

Decidimos volver a las tierras bajas con destino a un humedal. En el pastizal se infiltraron vacas de los campos vecinos, entre ellas una bandada de estorninos con algunos tordos renegridos colados, picabuey en el lomo del ganado comiendo algún suculento ectoparásito, teros, y con telescopio vimos una cigueña junto a una garza mora apichonada, que tenía mas frío que nosotros, el viento era implacable.

Un montón de cotorras en el suelo comían, según deducción del guía, las semillas que quedaban en la bosta de las vacas (una exquisitez). Una cosa que me llamó la atención fué una cotorra con el plumaje típico verde salpicado de amarillo, Marcelo me explicó que puede ser que no haya contactos con otras bandadas para reproducirse provocando degeneración genética, ¿o sea que habría algún cotorro emulando al Monstruo de Amstetten?

Llegando al humedal constatamos que por la sequía se convirtió en un hilito de agua, el viento ya nos quería barrer, un carau al vernos intentó volar contra viento, pensé que se iba a herniar hasta que desistió y caminando se acomodo al lado de los juncos. Al viento se sumó el humo de una quema que inició un vecino, Walter y Rafa se adentraron entre los juncos donde vieron y fotografiaron a un aguatero, otro primer registro para la Reserva.

Al final, nos mandamos todos entre los juncos, totoras y barro donde en zonas te hundías. Ahí vimos patos, pollona negra, surirí amarillo y una pareja de federales, que salió volando.


Se hacía tarde y llamamos por celular al remis que nos llevó desde la ruta a la Reserva esa misma mañana, (y que nos costo bastante conseguir) obteniendo como respuesta que iban a ver si nos mandaban uno (¿?)

En ese momento se asientan en los juncos una bandada de varilleros ala amarilla y Walter detecta algunos que eran varilleros congo.

Emprendemos el regreso a la zona del museo, que a mitad de camino en las zona de las vacas, un toro totalmente sacado nos miraba, bramaba, raspaba y levantaba la tierra con su pata, no quisimos averiguar qué le pasaba y apresuramos el paso.

Al llegar fuimos al salón de usos múltiples, y tomamos unos mates con galletitas, mientras distendidos manteníamos una charla ecológica, hasta que María interrumpe y pregunta ¿Ese coche que esta ahí parado, no es el remis?

Rápidamente pusimos las cosas en la mochila y distribuidos entre el remis y el auto de Cristina, nos alcanzaron hasta la parada del TALP con destino a La Plata, lo cual fué toda una aventura aparte.

Al final contabilizamos 60 especies, con este grupo de gente maravillosa que tengo la suerte de conocer y a la espera de otras salidas, para seguir disfrutando de vivencias y anécdotas que quedaran en mi mente por siempre.

Comentario: Martin Arregui.
Fotos: Rafael Gonzalez

martes, 12 de mayo de 2009

Salida al Arroyo Martín - Mayo 2009

El sábado 9 de mayo de este venturoso 2009, salió el COA La Plata rumbo a City Bell, para entrar a un lugar que pocos conocían: las riberas del Arroyo Martín. LLegaron temprano y estacionaron autos en la casa de Rafael, nuestro guía y anfitrión, creador de duendes y gran compañero de salidas. Yo llegue más tarde, y caminando por la calle 458 con un ojo en las aves y otro en los perros del vecindario, que me ladraron desde el Centenario hasta las vías, me imaginé entrando en una aventura. Escalé el terraplén y crucé viendo el hermoso panorama.

Desde allí, con los prismaticos ví al grupo ya adelantado, y me acerqué a paso vivo, con el resultado de provocar el vuelo de un carau, una bandada de patos, dos garzas y otros volátiles que después me agradecieron, porque los vieron volando por allá al fondo.

Ya junto al grupo y tras los saludos a mis queridos amigos, que no veía hace tanto tiempo, nos encaminamos en fila india ( o mas o menos) por la márgen derecha del arroyo, esquivando pozos , espinas de tala, abrojos, alambres de púa y otros obstáculos que convierten a este lugar en una reserva natural y esperemos siga así.

A partir de allí comenzamos a ver como se ensancha el arroyo en una especie de delta con islitas varias llenas de biguás, patos cucharas, patos colorados, de collar, maiceros, zambullidores y otros más que no recuerdo, que prestamente identificaban Jose Luis ,Rafael, Mariel , Walter y los demás, entre los que no me cuento.

Eso sí, al macá grande lo identifiqué de entrada, pero al pitotoy que estaba entre dos garzas blancas (chica y grande) lo ví gracias a la ayuda de Mariel. Ella, en una espontánea interpretación regaló nuestros oidos con el canto del ave ("Tiu-tiu")

Entre nuestras experiencias tuvimos varios encuentros cercanos con los amables vacunos que estaban haciendo siesta, rodeados de chajáes, milano, carpintero y algún benteveo halconeando para nuestro deleite. La marcha continuó por la otra márgen del arroyo y allí vimos en una laguna separada, unos cuántos coscorobas con su elegancia habitual.

Cito de memoria halconcitos colorados, gavilán mixto, varillero ala amarilla, piojito gris, entre otros.

Yo estaba ya convencido de haber estado en uno de los mejores lugares para observar aves cercanos a La Plata y para recomendar a los amigos. Salvo el encuentro fugaz con un señor munido de escopeta doble caño, con cara de pocos amigos, acompañado de asistente con gomera, que no dejaron bajas visibles.

La salida transcurrió apacible, con fotos de aves, mariposas y plantas varias y algunas del grupo que Rafael, seguro publicará.
Bajando el terraplén de las vías encontramos una culebra y cual chicos entusiastas jugamos con ella un rato.

Todos regresamos a casa de Rafael y allí se juntaron para un pizza party, pero yo me fuí antes por compromisos, y el relato vendrá por otros carriles. Un abrazo.

Comentarista: Jorge Alvarez
Fotos: Rafael Gonzalez
.

lunes, 11 de mayo de 2009

Salida a Reserva Costanera Sur - Mayo 2009

Sábado 2 de mayo, -Otra vez despertarse temprano- habrán dicho muchos al tener que madrugar ese sábado. Pero esta vez el levantarse temprano respondía a ese increíble hábito que la noche anterior no nos deja dormir, que nos despierta a las 3 de la mañana preocupados porque creímos quedarnos dormidos y encima, una vez despierto, se nos vienen a la mente todas esas imágenes que hacen que uno deje de lado el soñar con los angelitos y lo lleven a soñar con otros seres alados... Las aves...

...el hecho es que ahí estábamos otra vez reunidos para arrancar una nueva aventura en busca de las tan deseadas aves, esta vez con destino a una de las ciudades más populosas del mundo... -¿ir a Buenos Aires a ver aves?- me dijo mi viejo la noche anterior. -Y sí a Buenos Aires, es el turno de Costanera Sur- le conteste mientras señalaba el almanaque todo coloreado con las salidas que organizó el Co.Sa.Pa. (Comisión de Salidas Pajarólogas)

A las 7:30 estábamos ya listos para partir, sabíamos que no podíamos esperar mucho, otro grupo partía de Camino Centenario y pretendíamos encontrarnos todos a las 8:30 en la entrada de calle Brasil de la Reserva Ecológica Costanera Sur.

Y así fue a las 8:30 nos estábamos internando en la reserva. Primero una paradita técnica en los baños y luego a caminar...

El día estaba espléndido, el primer ave en llamar nuestra atención fue un pijuí cola parda y con ella empezaría un día fantástico...

De a poco se iban presentando los distintos ejemplares que se sumaban a la lista de observados, cabecitanegras, celestinos, varilleros ala amarilla, taguató, entre otros.

El primer comentario interesante lo hizo Walter: - che, miren el nido de boyero éste!... – y allá fuimos a verlo, pegadito a la calle, entre las ramas, evidenciaba una de las características de la reserva: las aves se adaptaron a vivir cerca del hombre.

Seguimos viaje y apareció una de las aves que llamaron particularmente mi atención, dos pepiteros de collar, resulta ser que nunca lo había visto y José Luis me los estaba señalando mientras me explicaba que eran juveniles. Puuuuuaaaaa que belleza!!!. Exclame. Binoculares en mano, se dejaron ver por todo el grupo y partieron.

Pero sin darnos tregua a leer “el pasaje bíblico” correspondiente a esta ave, un sonido fuerte y agradable volvió a llamar la atención de todo el grupo. En una de esas alguien dijo –¡¡¡es un boyero negro!!!- para que... mi adrenalina aumentó en segundos, no lograba salir de la alegría de registrar un ave tan linda como el Pepitero y se me presentaba un Gardel de las aves... y ahí estaba... emitió un par de veces mas ese canto que solo un ictérido podría tener y de golpe la sorpresa fue doble, eran dos boyeros que se contestaban, IN-CRE-I-BLE.

Luego de esta sobredosis de emociones, seguimos caminando cuando a lo lejos se escucharon cantar algunas extrañas cotorras, aprovechamos una brecha entre los árboles y a fuerza de largavistas alcanzamos a divisar un grupo de Ñandays que se posaban cerca de la casona de entrada, nos resulto contrastante ver en ese hermoso verde, su cabeza negra, razón por la cual no nos costo reconocerlos. Embalado por ver en menos de una mañana tres especies de aves que nunca había visto le comento a Walter – Viste, hoy dije que iba a ver cinco nuevas- con el correr del día me desmentiría...

Seguimos caminando hasta llegar al río y paramos en un hermoso lugar de uso diurno, en el cual decidimos empezar la primer mateada del día.

Los comentarios eran alentadores – y todavía no llegamos a la mejor parte, donde vimos al Matico y a la Golondrina Barranquera la vez pasada- dijo Rafael.

Y obviamente la conversación fue sobre las aves, sus nidos, las especies de la reserva y hasta nos ayudamos entre todos para dar una clase de cómo diferenciar a las Gaviotas Cocineras, Capucho Café y Capucho Gris cuando están volando a gran altura.

Después sí nos dimos el lujo de leer los dos “pasajes bíblicos” que teníamos pendientes, y es así que sacamos la Guía de Tito Narosky (Biblia para los pajarologos) y leímos la descripción del Pepitero de Collar y el Boyero Negro...

Después de la tanda de mates, decidimos seguir con la observación, pero al hacer escasos metros dos personas estaban con sus largavistas mirándonos como con ganas de preguntar. Entonces Rafael les pregunto, ganándoles de mano- ¿y, se ven o no se ven pájaros por acá?- y la respuesta de esta persona fue otra pregunta- ¿ustedes son el COA La Plata?- contentos y pensando, ¡¡qué famosos somos!! respondimos que si. Y la sorpresa fue muy grande cuando este señor se presento como el “Director de la Ornitológica” y nos comento que le habían dicho que estábamos en la reserva... Una vez mas la gran “hermandad avear” se hacia presente, así que luego de intercambiar palabras, decidimos continuar nuestro viaje.

Empezaban a ser las horas de más calor y las aves seguían sumándose, ahora se sumaban la remolinera, alguna que otra garza en vuelo y un gavilán mixto a mucha distancia. Ya estábamos llegando al medio día y estábamos acercándonos al punto donde queríamos comer, pero unas pequeñas golondrinas llamaron nuestra atención-¡¡¡son golondrinas barranqueras!!!- fue el comentario. Excelente momento para observarlas un rato en sus veloces vuelos y aprovechar para comer.

Ya pasado el medio día nos internamos en el tramo que habían comentado Walter, Mariel, Federico y Rafael todo el tiempo. Lentamente el grupo fue dispersándose a lo largo de la calle y cuando nos reunimos el otro grupo me comenta- acabamos de ver un Chiricote cruzando la calle- y yo que nunca vi uno me quería matar, pero como las aves siempre dan revancha observo entre los árboles dos Cardenillas, ¡¡¡que tampoco había visto nunca!!! Así que con una alegría inmensa y junto al grupo entero las observamos hasta retirarse.

El camino siguió, al parecer por las tardes se llena más de gente la reserva y empezaba a dificultarse la observación y sobre todo escuchar algún canto extraño.

Pero fue en la tercer parada de mates donde las cosas “explotaron”, primero un extraño canto nos hace levantar a todos de la mateada al dar unos pasos alguien grita- ¡¡¡EL MATICO, EL MATICO!!!- No me daban las patas para ir a ver eso, voló muy cerca de un tanque australiano y se poso por unos segundos, suficiente como para alzar los largavistas y ver a unas de las aves más espectaculares que observe en mi vida... El contraste increíble del naranja con el negro brillaba al sol como si esta ave supiera de sus encantos y los mostrara para lucirse. Todo esto solo duro segundos pero fueron suficientes como para que el grupo dejara de lado el mate, las galletitas, las mochilas y todo lo que se interpusiera, y saliera a la búsqueda de este espectáculo.

Con Walter quisimos ir a tomarle unas fotografías, que por suerte logramos conseguir con dificultad entre el follaje de la vegetación. Luego volvimos a la zona de reunión y cuando llegamos vemos que el grupo tenia a escasos de metros de ellos, palomas picazuro, tordos, calandrias, y ¡¡¡un MATICO!!!, increíble, nosotros esforzándonos por tomarle unas fotografías entre diez mil ramas y ahora estaba frente al grupo como si nada... Mejor aun, cuando llegamos, José Luis nos comenta – Se perdieron a la hembra del Frutero Negro-... ¡¡¡Simplemente IMPRESIONANTE!!! Las aves están acostumbradas a la gente...

Continuamos con las fotos mientras disfrutamos los mates y de a poco se fue haciendo la hora de partir para una parte del grupo. Así que “levantamos campamento”, y al retirarnos solo unos metros del lugar, aparece de entre la vegetación, como si fuera uno de esos dinosaurios de “Jurassic Park”, ¡¡¡UN CHIRICOTE!!! Y desconfiado (aunque conociendo las características de esta especie diría súper confiado) se pone a comer de los restos de galletas que encontraba en el piso. Así que cámaras en mano, comenzamos a llenar de imágenes digitales nuestras “memory Stics”. La alegría me desbordaba, no lo podía creer, desde mis principios en las aves que no veía tantas aves nuevas, y por sobre todas las cosas ¡¡¡tan fáciles de ver!!!.

Ahora si, llego la hora de la partida de una parte del grupo, así que nos despedimos contentos de haber pasado otra espectacular tarde con este grupo de personas maravillosas y llenas de vida.

Nosotros (Mariel, Walter, Federico, José Luis y yo) continuamos observando aves, hasta mas tarde. Al caminar, empezamos a escuchar cada vez mas cerca a los ñandays, que en un grupo numeroso, estaban reunidos en la copa de un árbol sin mucho follaje. Logramos observarlos en detalle, otro que es espectacular, colores por doquier y como siempre ese verde bien característico de los psitácidos. Continuamos viaje, hicimos una pequeña escapada por un caminito en busca de ese esparvero que nos habían nombrado, y a cambio encontramos al fantástico pico de plata.

Por último y ya casi sobre el final el grito de José Luis nos hace correr a todos- Miren, un estornino pinto Albino- Y así era en medio de una bandada de estorninos oscuros se encontraba uno totalmente blanco, cosa nunca vista para mí y que llamaba poderosamente la atención.

Y así se fue terminando el día, un día que brillo por la gran cantidad de registros nuevos para mí, pero que sin lugar a duda brillo porque este grupo, EL COA LA PLATA, brilla en cada encuentro, porque se termino la salida pero no los comentarios, las risas y la buena predisposición...

Probablemente peque de reiterativo, pero insisto...

...por más espectacular que sea el lugar donde uno observa aves, por mas variada que sea la avifauna del lugar, por mas largavistas que uno se compre... Nada se compara con COMPARTIR esas sensaciones...

Comentarista: Emanuel Comisso
Fotos: Rafael Gonzalez, Emanuel Comisso y Federico Silvestre

.

miércoles, 6 de mayo de 2009

Parque Ecológico Municipal - Abril 2009

El domingo 5 de abril de 2009, la cita era, el Parque Ecológico Municipal.

La mañana se presentó fresca, con algunos bancos de niebla que se mezclaban entre los árboles. El cielo, de un celeste claro, anunciaba un día agradable.
A eso de las 8, nos reunimos en un camino interior y luego de preparar los equipos, formamos una ronda para presentarnos, ya que había gente nueva: Martín, mis hijos (Constanza y Esteban) y yo.
Formamos tres grupos y partimos por senderos distintos. Nosotros fuimos hacia el arroyo, guiados por Rafael y Mariel.

A medida que avanzábamos, nos sorprendió un rocío espeso, que sobre las plantas y telas de araña se transformaba en una especie de filigrana helada. Hubo imágenes verdaderamente sorprendentes.

Ahí nomás, a unos pocos pasos divisamos el primer ejemplar, una Cachirla chica posada sobre una cardencha, que nos regaló todo el tiempo para observarla en detalle. Luego un Corbatita que no pudimos especificar y ya sobre la orilla del arroyo, un Martín pescador chico, que observaba la mañana y de tanto en tanto, a nosotros también.
Después, entre el follaje de las Acacias negras y los Álamos, se fueron presentando, Zorzales colorados, Horneros, Cabecita negra, Ratonas, las inquietas Tacuaritas azules (macho y hembra), Jilgueros, una Monterita cabeza negra y otros.

Así, llegamos al puente y desde ahí observamos un Varillero ala amarilla que parecía retarnos a ver quien aguantaba más. Casi posaba para la foto. Un Junquero, una Gallareta escudete rojo y algún pato que quedó sin determinar.

Luego fuimos hacia la laguna, atravesando un montecito de Acacias, donde se repitieron algunas especies. Ya allí, su superficie cubierta de Lentejitas de agua, nos ofreció un espacio de calma y pocos avistajes. Un Carau esquivo, se escuchaba entre los lirios amarillos, pero solo pudimos verlo, cuando levantó vuelo alejándose con ese típico batir de alas, casi esforzado.

Una breve ronda de mates, nos repuso de la caminata, mientras nos reunimos con otro grupo, charlamos y disfrutamos de los colores de una cuantas y variadas mariposas.
Después, retomamos el camino, observando un Loro mitaca, Calancate ala roja, Golondrinas pardas, Taguató, Gavilán Mixto, Pirinchos y otros.

Así regresamos al punto de partida y se renovó la mateada, ahora acompañada de algunas delicias. Hicimos el conteo final y nos dio alrededor de 69 especies aproximadamente.
Pero faltaba el broche final. Creo que fue José Luis, quien comentó que muy cerca de ahí, habían visto un Lechuzón orejudo. Luego de los mates y de despedir a algunos que se fueron, guiados por Martín, partímos al encuentro del" bichito". Unas pocas vueltas y ahí estaba, posado en lo alto de una Acacia negra, imponente, sereno, pero atento a nuestra presencia. Parecía que nos miraba con la misma curiosidad e incredulidad que nosotros a él.
Más que mudos, nos quedamos sin palabras. Después de un rato, desplegó sus enormes alas y con un vuelo majestuoso, se alejó en absoluto silencio. Fue impactante y respetando su decisión de estar solo, resolvímos que había sido suficiente. Y así se cerró la jornada.

Fue nuestra primera salida con el COA, y fue inolvidable, por los avistajes sí, pero sobre todo, por la calidez y naturalidad con que nos aceptaron en el grupo. Gracias.

Comentarista: Sergio Staniscia
Fotos: Rafael Gonzalez
.