En la primera salida programada de este año, visitamos la siempre interesante Reserva Costanera Sur, en ciudad de Buenos Aires.
Arrancamos tempranito desde La Plata, Constanza, Sergio, Nancy,

La mañana estaba espléndida, con un vientito fresquito que la hacía menos agobiante que jornadas previas. El primer tramo del recorrido, hasta la entrada de Viamonte, a la sombra de enormes tipas, fué de lo más placentero.



Otro que nos presentó un desafío interesante a la hora de su identificación, fué el caso de un pájaro, que habiendo capturado una langosta, se había ubicado en una rama y procedía a golpear a su pobre presa, una y otra vez, hasta despojarla de sus patas y sus alas, y haciendo prácticamene un "paté de langosta", que luego procedió a deglutir de un bocado.

Seguimos adelante y un rato más tarde, atraídos por su canto, que identifcamos como el de un Anambé común (Pachyramphus polychopterus), nos encotramos con otro individuo exactamente

Satisfechos, con la sensación de haber cumplido el objetivo de la identificación, continuamos el recorrido.

A media mañana, y habida cuenta que nos levantamos alrededor de las 6:00 de la mañana, buscamos un lugarcito a la sombra y procedimos a hacer la paradita técnica, mate y galletitas de por medio. Sin dejar de parar la oreja, y levantarnos presurosos, binoculares en mano, ante algún movimiento o canto que llamara nuestra atención.

Estando en estos menesteres, se nos acercó una pareja, que nos consultó por los binoculares. A lo que Sergio respondió, informándoles de los tamaños y aumentos de los diferentes modelos. Nos preguntaron si éramos de algún grupo y les contamos de Aves Argentinas, de la red de Coas, y como ellos son de Buenos Aires, les sugerimos que se acercaran a alguno de los Coas de la ciudad. Estaban encantados de poder sumarse a un grupo con sus mismas inquietudes.
Los invitamos a acompañarnos el resto del recorrido y así lo hicieron.
Llegando a Viamonte, ya en horas del mediodía, observamos con cuidado buscando al Matico formoseño (Icterus icterus) y a su primo caribeño Icterus jamaicaii, que suelen ser vistos en esa zona, como así también al Frutero negro, que en otras ocasiones hemos podido ver. Pero esta vez, sin suerte... tal vez la hora no ayudó... nos prometimos que la próxima vez que visitemos la Reserva, vamos a comenzar el recorrido desde allí.
El resto del recorrido hasta el río se hizo bastante agobiante, debido a la falta de sombra y a que el sol ardía inclemente desde el cenit.

Durante todo el recorrido pudimos ver y oir cantidad de Corbatitas comunes, machos, hembras y juveniles, comiendo semillas de gramíneas.

Una vez llegados a la costa, nos ubicamos bajo la sombra de unos ceibos, visitados por innumerables picaflores comunes y bronceados. Allí descansamos, dejando pasar las horas de sol más fuerte. Aunque increíblemente, muchos visitantes de la Reserva elegían permanecer al sol...

Evidentemente las aves se acostumbran a la proximidad de las personas, que en su mayoría las ignora.
Retomando la marcha, fuimos en busca del Lechuzón orejudo, que según nos indicaron, estaba cerca de nuestro punto de partida.


También tuvimos oportunidad de ver y escuchar algunos Pepiteros de collar.
El Lechuzón orejudo no apareció. Tal vez la próxima vez.
Concluido el recorrido, y luego de recuperar energías, emprendimos el regreso muy contentos de haber compartido una hermosa jornada, en muy buena compañía.
Comentario: Mariel Rodriguez
Fotos: Marcos De Rosa