Salidas de Campo

Éstas son las Salidas de Campo realizadas por el COA La Plata

viernes, 21 de mayo de 2010

Salida al Arroyo Correa - Mayo 2010

Tempranito por la mañana ya estábamos en el tan querido Arroyo correas, hacia tanto tiempo que no iba, que volver me producía cierta nostalgia. El arribo del asfalto y el avance de la ganadería a la zona ya me indicaban que ese lugar no era el mismo.

Mate de por medio con Walter, bajamos del auto a la espera del resto del grupo. Una imagen de unos siete u ocho pirinchos con el amanecer a sus espaldas, me recordó la tapa de aquel hermoso libro de Hudson “aves de la pampa perdida” (en esa tapa hay tordos amarillos, no pirinchos) y llegue a pensar si este arroyo y dichas aves no seguirían con la misma triste historia.

A la llegada del grupo, le continuaron los afectuosos abrazos y saludos, que desde hacía siete meses no daba ni recibía de gente tan querida. Era mi primer salida con el COA después de la vuelta del sur (donde trabajo). Y así entre saludos, chistes y el clásico estado de ansias y entusiasmo que se genera en cada salida, arrancamos a disfrutar de los seres alados y su entorno.

Desde el puente observamos un pequeño Tachurí Sietecolores, lo cual me alegro mucho, ya que empezaba a refutarse mi idea de que este lugar podría perderse algún día. El que esta pequeña ave se encuentre aun en el arroyo tiene doble importancia para mí, ya que es por ella que comencé a practicar esta actividad, además de que la considero uno de los “milagros” más bellos de la naturaleza.

La caminata continuó atravesando las vías del tren, algunos clásicos se hicieron presentes, la ratona común, el Suirirí amarillo, Benteveos, etc. Al acercarnos al arroyo, los picos de plata y varilleros ala amarilla ocuparon nuestra atención un buen rato.
Una garza mora del otro lado del arroyo nos miraba atenta, la misma nos acompañaría por un largo trecho, alejándose de nosotros siempre de la margen de enfrente. Un significativo grupo de golondrinas se hizo presente, estas nos dieron trabajo para reconocerlas ya que al estar a la espera de las aves que migran de Patagonia y mezcladas con las que no han partido aun hacia el norte, se nos dificultaba. Finalmente y luego de unos minutos, definimos que eran Golondrinas de ceja blanca.

Una vez pasado bastante tiempo de caminata y observación, decidimos arrancar con los mates. Así que buscamos el lugar propicio y arrancamos con la mateada, entre charla, torta, mate y galletitas la mañana se fue pasando, dándole lugar a que el sol empezara a reinar en el arroyo.
A nuestra vuelta, con el sol ya como emperador de todo el arroyo y con la ausencia de refugio alguno, la decisión fue unánime. Comamos y vayamos a los talares en busca de sombra!!!. Y allá fuimos.

Una vez en los talares, las cortarramas y mistos se hicieron presentes, algunas torcacitas comunes, el pijuí plomizo y otros fueron sumándose a la lista de la salida. El comentario de ese momento era (como si supiéramos de que hablábamos): “ya va a aparecer un bicho raro, que le va a cambiar la cara a la salida”.

Al salir de las vías del tren rodeadas de talas, la caminata regreso por la calle, unos tordos músicos y otros pico cortos nos detuvieron en nuestro andar, como quien dice para amontonarnos antes de la gran sorpresa (que lo vean todos, habrá dicho la naturaleza). Metros más adelante, en un pequeño árbol, algo nos llamo la atención. Un ave de plumaje estriado, similar al de las cortarramas hembras que habíamos visto antes. Algo indicaba que no era una cortarrama, sus mejillas tenían un color canela extraño y estaban rodeadas de una ceja y “bigote” blancos. Empezaron las descripciones… Tiene el vientre barrado, dijo uno. Se le ve una ceja blanca, acoto otro. Y así fueron surgiendo los datos de esta ave que hasta entonces permanecía entre las ramas y no se dejaba ver.
En un momento determinado se dejo observar, y mientras seguían las dudas pude recordar esa imagen que por las estepas patagónicas son sumamente abundantes. Es una hembra de yal negro dije… como si nada fuese raro. Volví a repetir, es una hembra de Yal negro. Y se me dio por pensar, una hembra de yal negro??? Que hace por acá este bicho???. Entonces ya con más entusiasmo comente al grupo que esta ave es muy común en Patagonia, y empezamos a buscarla en la guía de aves. Al ver la imagen todos concordamos en que sí era esa ave. Martin puso el sonido del ave en el celular para ver si contestaba y al sonar “se nos vino al humo”. Las cámaras cerraron y abrieron sus obturadores ya que no se podía tener mejor oportunidad. La alegría de ver un ave tan atípica en la región, nos envolvió a todos y más aún que esta ave era un nuevo registro para casi todo el COA. Así que entre abrazos y festejos partió tranquila vaya a saber dónde en esos campos.

La tarde continuó con la suma de más aves al listado, pero con la imagen del Yal negro en la retina de cada miembro de este grupo. Sin lugar a dudas y como siempre en cada salida, ésta valió la pena, la naturaleza compensaba nuestro esfuerzo.

Continuamos la tarde entre juncales y agua hasta las rodillas, algunos sobrepuestos y piojitos grises, fueron los protagonistas del atardecer y cerramos con una excelente mateada a la espalda de un atardecer de los que siempre invita este arroyo.

Sólo me queda por pensar, que aquello que por la mañana me dió nostalgia (la posible extinción de ambientes como éste) por la tarde me dió alegría, siempre estos ambientes están protegiendo a la vida.

Depende del uso que nosotros le demos al mismo. Si las personas que observan aves en el arroyo Correas son muchas más que las que cazan con sus gomeras, el lugar seguirá apostando a la vida.

Comentario: Emmanuel Comisso
Fotos: Walter Gomez y Rafael Gonzalez