Con la expectativa de siempre, o sea una ansiedad enorme por contactarnos con la naturaleza, y en especial con nuestros amigas las aves, llegamos al puente del camino a la Escuela Naval, e hicimos la primera parada: fuimos por un sendero hacia el río frente al Club Regatas. Pero la maleza altísima y los mosquitos nos hicieron volver rápido, habiendo visto un Macá desde muy lejos y oído un Burrito.
Nos fuimos para el fondo y tuvimos que dejar los autos frente a la puerta de la Escuela, y caminando en fila india (muy ordenados) , porque estaban terminando de pavimentar el camino hacia el fondo. Por suerte no hubo mucho desmonte por el asfalto. Se vio un huidizo Ipacaá, en realidad le vimos la cola, huyendo. Las aves que en general nos acompañan (cuervillos de cañada, Teros, Calandrias etc) estaban allí.
Éramos un grupete numeroso: como 15, con la suerte de haber incorporado dos componentes nuevos al grupo, Jorge amigo de Osvaldo, y Holger, que nos desasnó con respecto a algunos bichitos porque es especialista en el tema (entomólogo creo) .
Una bandada de cigueñas, que suscitó distintas versiones, la más entusiasta fué la Dieguito, de Ensenada (para no quemarlo con el apellido), que dijo ¡¡¡como trescientas¡¡¡ En realidad me parecieron un poco menos, pero hay que respetar todas las opiniones. Paramos para tomar unos mates y salieron (tortas galletitas de todo tipo y color) muy bueno.
Esos momentos son muy buenos para la unión del grupo, charlas, cargadas y otras yerbas ayudan mucho.
El tiempo estaba realmente muy feo, se venía negro por todos lados, los pajarritos se escuchaban más que verse. Volvimos para almorzar, donde los autos habían quedado y prácticamente se armó el desbande: sólo quedamos unos pocos, que creímos en la sabiduría de Don Julio y su famosa arañita que 'si tejía, no llovía' y parece que estaba tejiendo, porque no llovió y salió un sol hermoso!
Caminamos un rato por el camino de vuelta, metiéndonos en unos bosquecitos, donde observamos algún Piojito común, Pitiayumí, Jilguero, Taguató paradito en un poste, también vimos un Chinchero chico y luego volvimos para retirarnos honrosamente con el placer de haber compartido con amigos esta hermosa afinidad con la naturaleza.
Comentario: Guillermo Machado
Fotos: Guillermo Machado
Nos fuimos para el fondo y tuvimos que dejar los autos frente a la puerta de la Escuela, y caminando en fila india (muy ordenados) , porque estaban terminando de pavimentar el camino hacia el fondo. Por suerte no hubo mucho desmonte por el asfalto. Se vio un huidizo Ipacaá, en realidad le vimos la cola, huyendo. Las aves que en general nos acompañan (cuervillos de cañada, Teros, Calandrias etc) estaban allí.
Éramos un grupete numeroso: como 15, con la suerte de haber incorporado dos componentes nuevos al grupo, Jorge amigo de Osvaldo, y Holger, que nos desasnó con respecto a algunos bichitos porque es especialista en el tema (entomólogo creo) .
Una bandada de cigueñas, que suscitó distintas versiones, la más entusiasta fué la Dieguito, de Ensenada (para no quemarlo con el apellido), que dijo ¡¡¡como trescientas¡¡¡ En realidad me parecieron un poco menos, pero hay que respetar todas las opiniones. Paramos para tomar unos mates y salieron (tortas galletitas de todo tipo y color) muy bueno.
Esos momentos son muy buenos para la unión del grupo, charlas, cargadas y otras yerbas ayudan mucho.
El tiempo estaba realmente muy feo, se venía negro por todos lados, los pajarritos se escuchaban más que verse. Volvimos para almorzar, donde los autos habían quedado y prácticamente se armó el desbande: sólo quedamos unos pocos, que creímos en la sabiduría de Don Julio y su famosa arañita que 'si tejía, no llovía' y parece que estaba tejiendo, porque no llovió y salió un sol hermoso!
Caminamos un rato por el camino de vuelta, metiéndonos en unos bosquecitos, donde observamos algún Piojito común, Pitiayumí, Jilguero, Taguató paradito en un poste, también vimos un Chinchero chico y luego volvimos para retirarnos honrosamente con el placer de haber compartido con amigos esta hermosa afinidad con la naturaleza.
Comentario: Guillermo Machado
Fotos: Guillermo Machado