Ya pasaron algunos días, pero aún permanecen vivos en mi recuerdo los hermosos momentos vividos en Pilar.
Con los primeros rayos de sol partimos desde 7 y 53 ese sábado 25 de septiembre claro y templado. En dos vehículos conducidos por Dante y Guillermo, partimos sólo seis, con muchas expectativas.
El trayecto fue amenizado con charlas, matecitos y galletitas. Ya en Pilar, cuando llegamos al camino de acceso a la Reserva, conocimos a Gustavo, muy animado y deseoso como nosotros de conocer aves nuevas.
Recorrimos el área frente a la entrada, mientras aguardábamos al resto de la gente que nos acompañaría en la excursión. Muy cerca, en la copa de un Tala, encontramos un nido de palitos y a su dueño, un locuaz Chotoy, que de a ratos se dejaba ver. Una preciosura el furnárido, sobre todo cuando vuela, con su larga cola.
En vuelo veíamos a golondrinas de ceja blanca que revoloteaban confiadamente cerca nuestro. Encontramos a una que entraba a su nido, en un caño metálico a poca altura.
En el pastizal divisamos a un Halcón Plomizo y a una Cachirla Común, y en la cantera, a numerosos macacitos comunes y de pico grueso, biguáes, garzas y garcitas blancas, y varias especies de patos: Barcino, Capuchino y Cutirí.
Caminando un poco pudimos contemplar largamente a una simpática Lechucita Pampa que se dejó fotografiar. A lo lejos divisamos a un grupo de cigueñas americanas y a unos teros reales. Entre tanto, llegaban otros amigos de los Coas de Capital y de Pilar.
Ya todos reunidos en el el área protegida, nos dieron la bienvenida los guardareservas. Los mismos gentilmente nos guiarían por diversos senderos del interior.
Éramos muchos, pero en ordenadas filas indias nos encaminamos rumbo al río en procura de bellos ejemplares alados. Al pasar por una zona muy barrosa, sobre nuestras cabezas, muy alto, taguatós comunes planeaban en círculos aprovechando las columnas térmicas. Caranchos y chimangos completaban el elenco rapaz.
Una vez en el río Luján, comprobamos que presentaba contaminación proveniente, nos comentaron nuestros guías, de papeleras situadas aguas arriba. Patéticos cardúmenes de bogas discurrían por el cauce cerca de la superficie buscando oxígeno.
Sobre troncos cerca de la orilla, divisamos a dos especies de tortugas de laguna y ejemplares de Garza Bruja, adultos y juveniles, el canto de una Yerutí y una pareja de Cardenilla.
Dominaba el ambiente un frondoso bosque de Acacia Negra. Nos comentaron que es una invasora muy difícil de erradicar, que amenaza con extenderse a un bosquecito de Sarandí Colorado, una especie nativa que se procura conservar y se ha transformado en símbolo de la Reserva. Al alejarnos del río, observamos a un Martín Pescador Grande en vuelo.
En las primeras horas de la tarde, luego de almorzar, salimos hacia la cantera. Antes de llegar, vimos a un Chiflón enguyendo a una culebra al borde de una lagunita. La acción pudo ser fotografiada y filmada. A poca distancia, en el pastizal, dimos con un nido de Pato Cutirí con diez huevos.
En la cantera observamos a sirirís pampas, patos barcinos, colorados, cutiríes, cucharas y capuchinos. Biguáes, gallaretas de ligas rojas, gallaretas chicas, y macáes, completaban el elenco plumífero.
Recorrimos un pequeño talar donde encontramos a un Cortarramas, tordos renegridos y de pico corto, jilgueros, tacuaritas azules y algunos patos en una canterita. A lo lejos se divisaban picos de plata, y benteveos.
Tuvimos tiempo de recorrer un bañado donde nos pudimos deleitar con teritos reales, siriríes pampa, siriríes colorados y cuervillos de cañada. A pocos metros de finalizar el recorrido, dimos con un nido de Tero Común conteniendo cuatro huevos verdosos.
Ya con el sol bajo, cerca del horizonte, emprendimos el regreso hacia nuestros hogares. Muy contentos quedamos todos por los momentos vividos, en contacto con tan linda naturaleza.
Agradezco a los miembros del Co.Sa.Pa y a todas las maravillosas personas que conocí en ese día, por tantos momentos dichosos.
Con los primeros rayos de sol partimos desde 7 y 53 ese sábado 25 de septiembre claro y templado. En dos vehículos conducidos por Dante y Guillermo, partimos sólo seis, con muchas expectativas.
El trayecto fue amenizado con charlas, matecitos y galletitas. Ya en Pilar, cuando llegamos al camino de acceso a la Reserva, conocimos a Gustavo, muy animado y deseoso como nosotros de conocer aves nuevas.
Recorrimos el área frente a la entrada, mientras aguardábamos al resto de la gente que nos acompañaría en la excursión. Muy cerca, en la copa de un Tala, encontramos un nido de palitos y a su dueño, un locuaz Chotoy, que de a ratos se dejaba ver. Una preciosura el furnárido, sobre todo cuando vuela, con su larga cola.
En vuelo veíamos a golondrinas de ceja blanca que revoloteaban confiadamente cerca nuestro. Encontramos a una que entraba a su nido, en un caño metálico a poca altura.
En el pastizal divisamos a un Halcón Plomizo y a una Cachirla Común, y en la cantera, a numerosos macacitos comunes y de pico grueso, biguáes, garzas y garcitas blancas, y varias especies de patos: Barcino, Capuchino y Cutirí.
Caminando un poco pudimos contemplar largamente a una simpática Lechucita Pampa que se dejó fotografiar. A lo lejos divisamos a un grupo de cigueñas americanas y a unos teros reales. Entre tanto, llegaban otros amigos de los Coas de Capital y de Pilar.
Ya todos reunidos en el el área protegida, nos dieron la bienvenida los guardareservas. Los mismos gentilmente nos guiarían por diversos senderos del interior.
Éramos muchos, pero en ordenadas filas indias nos encaminamos rumbo al río en procura de bellos ejemplares alados. Al pasar por una zona muy barrosa, sobre nuestras cabezas, muy alto, taguatós comunes planeaban en círculos aprovechando las columnas térmicas. Caranchos y chimangos completaban el elenco rapaz.
Una vez en el río Luján, comprobamos que presentaba contaminación proveniente, nos comentaron nuestros guías, de papeleras situadas aguas arriba. Patéticos cardúmenes de bogas discurrían por el cauce cerca de la superficie buscando oxígeno.
Sobre troncos cerca de la orilla, divisamos a dos especies de tortugas de laguna y ejemplares de Garza Bruja, adultos y juveniles, el canto de una Yerutí y una pareja de Cardenilla.
Dominaba el ambiente un frondoso bosque de Acacia Negra. Nos comentaron que es una invasora muy difícil de erradicar, que amenaza con extenderse a un bosquecito de Sarandí Colorado, una especie nativa que se procura conservar y se ha transformado en símbolo de la Reserva. Al alejarnos del río, observamos a un Martín Pescador Grande en vuelo.
En las primeras horas de la tarde, luego de almorzar, salimos hacia la cantera. Antes de llegar, vimos a un Chiflón enguyendo a una culebra al borde de una lagunita. La acción pudo ser fotografiada y filmada. A poca distancia, en el pastizal, dimos con un nido de Pato Cutirí con diez huevos.
En la cantera observamos a sirirís pampas, patos barcinos, colorados, cutiríes, cucharas y capuchinos. Biguáes, gallaretas de ligas rojas, gallaretas chicas, y macáes, completaban el elenco plumífero.
Recorrimos un pequeño talar donde encontramos a un Cortarramas, tordos renegridos y de pico corto, jilgueros, tacuaritas azules y algunos patos en una canterita. A lo lejos se divisaban picos de plata, y benteveos.
Tuvimos tiempo de recorrer un bañado donde nos pudimos deleitar con teritos reales, siriríes pampa, siriríes colorados y cuervillos de cañada. A pocos metros de finalizar el recorrido, dimos con un nido de Tero Común conteniendo cuatro huevos verdosos.
Ya con el sol bajo, cerca del horizonte, emprendimos el regreso hacia nuestros hogares. Muy contentos quedamos todos por los momentos vividos, en contacto con tan linda naturaleza.
Agradezco a los miembros del Co.Sa.Pa y a todas las maravillosas personas que conocí en ese día, por tantos momentos dichosos.
Comentario: Gustavo Herrera
Fotos: Rafael Gonzalez
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