El sábado 28 de agosto fue el día elegido para visitar la reserva Ribera Norte , ubicada en esa “humilde “ zona de barrancas ribereñas, donde las “casitas” asoman tras enormes murallas y rejas electrificadas , generando un contraste casi violento con ese pedacito de verde y los aromas que vienen del río.
La mañana nublada y templada, empezó alentadora. El encuentro con Rafa en Balcarce, estuvo enmarcado por un centenar de chiflones que volaban en dirección al río y la colorida presencia de una pareja de fuegueros que se posaron en un árbol próximo a la parada del Plaza.
En Retiro nos encontramos con el resto de la “bandada”, integrada por Dieguito, Mariel, el locuaz Holger, Gustavo y Masha , experimentada “yuyera” de la zona de Bariloche.
Inmediatamente nos dirigimos en tren hacia la reserva. Antes de llegar a la misma ya habíamos registrado varias especies, cortarrama, catita chirirí, ñanday y picaflor de garganta blanca, entre otras.
Nos llamó la atención la cantidad de garcitas blancas y garzas brujas que revoloteaban por sobre la vegetación, lo que nos produjo un agradable placer, que duró hasta que el guardaparques nos contó que la presencia de las mismas en el lugar, era la consecuencia de un emprendimiento inmobiliario, allá por el Tigre, no sé con cuántas hectáreas arrasadas.
Migración masiva, obligada de cientos de aves saturando la escasa superficie de la Reserva. El espectáculo de tanto pajarraco amontonado y graznando pasó en un segundo, de bello a grotesco y casi apocalíptico.
Retomamos nuestro camino y en el mirador pudimos observar varias especies ,como el pato cutirí, el barcino , el macá pico grueso,la pajonalera pico curvo, el burrito común y otros.
En un momento, con Dieguito, nos desprendimos del grupo tras los pasos de un boyero negro, avistando otras especies interesantes como el chiricote, la mosqueta común y el suirirí amarillo.
Posteriormente nos reencontramos con el resto de los pajarólogos, recorriendo los senderos que se bifurcan (es la influencia borgiana, jaja ¡¡¡), donde observamos especies como el carpinterito bataraz, la cardenilla y el Martín pescador grande (ninguna relación con nuestro amigo coaense).
Después de una excelente mateada que incluyó sanguchitos, empanadas y charla amena, nos dirigimos a la Reserva de Vicente López, donde todo el muestrario de flora autóctona y la lagunita artificial , montada sobre un viejo basural, no lograron seducir a nuestras queridas avecillas, siendo lo más destacado de los avistajes, un par de tortugas de laguna y una nutria.
Cansados y sedientos, emprendimos el regreso y a pesar de haber disfrutado de una linda salida, me embargó un dejo de tristeza e incertidumbre, más propio de un domingo sin fútbol, que de un sábado en contacto con la naturaleza.
Comentario: José Luis Lamela
Fotos: Rafael Gonzalez
La mañana nublada y templada, empezó alentadora. El encuentro con Rafa en Balcarce, estuvo enmarcado por un centenar de chiflones que volaban en dirección al río y la colorida presencia de una pareja de fuegueros que se posaron en un árbol próximo a la parada del Plaza.
En Retiro nos encontramos con el resto de la “bandada”, integrada por Dieguito, Mariel, el locuaz Holger, Gustavo y Masha , experimentada “yuyera” de la zona de Bariloche.
Inmediatamente nos dirigimos en tren hacia la reserva. Antes de llegar a la misma ya habíamos registrado varias especies, cortarrama, catita chirirí, ñanday y picaflor de garganta blanca, entre otras.
Nos llamó la atención la cantidad de garcitas blancas y garzas brujas que revoloteaban por sobre la vegetación, lo que nos produjo un agradable placer, que duró hasta que el guardaparques nos contó que la presencia de las mismas en el lugar, era la consecuencia de un emprendimiento inmobiliario, allá por el Tigre, no sé con cuántas hectáreas arrasadas.
Migración masiva, obligada de cientos de aves saturando la escasa superficie de la Reserva. El espectáculo de tanto pajarraco amontonado y graznando pasó en un segundo, de bello a grotesco y casi apocalíptico.
Retomamos nuestro camino y en el mirador pudimos observar varias especies ,como el pato cutirí, el barcino , el macá pico grueso,la pajonalera pico curvo, el burrito común y otros.
En un momento, con Dieguito, nos desprendimos del grupo tras los pasos de un boyero negro, avistando otras especies interesantes como el chiricote, la mosqueta común y el suirirí amarillo.
Posteriormente nos reencontramos con el resto de los pajarólogos, recorriendo los senderos que se bifurcan (es la influencia borgiana, jaja ¡¡¡), donde observamos especies como el carpinterito bataraz, la cardenilla y el Martín pescador grande (ninguna relación con nuestro amigo coaense).
Después de una excelente mateada que incluyó sanguchitos, empanadas y charla amena, nos dirigimos a la Reserva de Vicente López, donde todo el muestrario de flora autóctona y la lagunita artificial , montada sobre un viejo basural, no lograron seducir a nuestras queridas avecillas, siendo lo más destacado de los avistajes, un par de tortugas de laguna y una nutria.
Cansados y sedientos, emprendimos el regreso y a pesar de haber disfrutado de una linda salida, me embargó un dejo de tristeza e incertidumbre, más propio de un domingo sin fútbol, que de un sábado en contacto con la naturaleza.
Comentario: José Luis Lamela
Fotos: Rafael Gonzalez